Duración: 4 compases 3/2.
Cambios: 5.
Dificultad: Nivel 5.
Claude Debussy es artífice de una de las revoluciones musicales más influyentes del principios del siglo XX. Considerado cabeza del Impresionismo musical, Debussy amplió notablemente la paleta armónica y rítmica de su tiempo difuminando fronteras entre la tonalidad y la atonalidad, entre pulso y ritmo libre. Compuso música para piano, para orquesta, también música de cámara y una ópera.
Análisis
Uno de los pasajes más sorprendentes de este revolucionario poema sinfónico es la cadencia perfecta en La♭ que traemos en este ejemplo. Está precedida por una ambigua sucesión de tres acordes de séptima de dominante que avanzan por semitonos ascendentes (G7-A♭7-A7) astutamente dispuestos en relación sesquiáltera (relación rítmica 3:2) con un ostinato de tres notas (Mi♭-Sol-Fa) que añade al primero de los acordes una tensión de tritono.
La ambigüedad tonal del pasaje es casi total, pero el diatonismo y la presencia del Mi♭ en el ostinato y la resolución final en La♭ mayor, así como la nitidez de la voz superior (con las terceras de los acordes de dominante) permiten unificar la sensación tonal en esta tonalidad. Esto hace reconocible un V6 aumentado en el primer acorde, un I (mixolidio) en el segundo y un ♭II♭7 en el tercero, o en su defecto un acorde de sexta aumentada (sustituto de tritono) en función de V.
La cadencia final refuerza la interpretación de A7 como acorde de sexta aumentada en función de V reinterpretándolo como V para resolver en la tónica.
Curioso biopic de Nijinsky (autor de la primera coreografía de esta obra en 1910). Si esperas al final verás recreada la famosa (y escandalosa en su época) evocación de la masturbación del fauno.
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