Anton Bruckner es uno de los más grandes compositores de sinfonías de todos los tiempos. Sus obras exhiben enormes proporciones y evocan la trascendencia de los dramas musicales de su admirado R W.

Análisis

La Novena es la última de sus sinfonías, y quedó incompleta a su muerte. El primer movimiento es una extensa forma de sonata con tres temas principales. El tercero de ellos despliega una melodía infinita sobre una armonía en la que cada extenso acorde suena como la tónica de su propia tonalidad.

En este ejemplo, la transición de Re menor a Si mayor (homónimo de la submediante del homónimo mayor de Re), plantea una relación remota -los acordes de Re menor y Si mayor no tienen ninguna nota en común a pesar de situarse a distancia de tercera-. Este tipo de modulaciones da a esta sección de la obra una cualidad inmaterial, flotante, trascendente.

Una interpretación de Herbert Blomstedt con la Orquesta Juvenil Europea poco antes del momento seleccionado (tema C de la Exposición).